Libro Cada día Un Nuevo Comienzo :16 de Septiembre Meditaciones diarias para Mujeres/Hombres

 


16 de septiembre. La meditación para las Mujeres que aman demasiado.
Cuando hemos realizado progresos significativos en un aspecto dado, muchas veces la vida nos enfrenta a una prueba destinada a demostrar si hemos aprendido realmente nuestra lección, una especie de examen final que debemos aprobar al final del ciclo escolar para poder acceder al nivel siguiente de nuestra educación.
Por ejemplo, cuando finalmente has roto con un hombre, si te vuelve a llamar puedes sentir la tentación de demostrarle – y demostrarte- que la relación está realmente terminada. Esta es una jugada peligrosa. Para aprobar este examen, no se espera de ti que lo veas y sobrevivas con el corazón intacto. Lo que espera de ti es que evites volver a verlo.
Robin Norwood.
Venganza

No importa cuánto tiempo llevemos en recuperación, no importa qué sólido sea nuestro fundamento espiritual, podemos sentir aún un abrumador deseo de castigar a otra persona o de desquitarnos de ella.

Queremos venganza. Queremos que la otra persona sufra como nos ha hecho sufrir a nosotros. Queremos ver que la vida le dé a esa persona su justa recompensa. De hecho, nos gustaría ayudarle a la vida a hacerlo.

Esos son sentimientos normales, pero no tenemos que actuar conforme a ellos. Esos sentimientos son parte de la ira que sentimos, pero no es nuestra labor administrar justicia.

Podemos permitirnos sentir la ira. Es útil ir un paso más profundo y dejarnos sentir los otros sentimientos: el daño, el dolor, la angustia. Pero nuestra meta es liberar esos sentimientos y acabar con ellos.

Podemos hacer responsable a la otra persona. Podemos responsabilizarla. Pero no es nuestra responsabilidad ser juez y parte. Buscar venganza activamente no nos ayudará. Nos bloqueará y nos retendrá Aléjate. Deja de jugar el juego. Desengánchate. Aprende tu lección. Dale gracias a la otra persona por haberte enseñado algo valioso. Y acaba con ello. Ponlo detrás, con la lección intacta. La aceptación ayuda. Lo mismo el perdón, no del tipo que invita a la persona a que nos use otra vez, sino un perdón que libere a la otra persona y lo deje en libertad de seguir un camino diferente, al tiempo que nosotros nos liberamos de nuestra ira y resentimiento.

Que nos libera para seguir nuestro propio sendero.

Hoy estaré tan enojado como tenga que estar, con la meta de acabar mis asuntos con los demás. Una vez que haya liberado mi dolor y mi ira, me esforzaré por perdonar sanamente, perdonar con límites. Entiendo que los límites, aparejados con el perdón y la compasión, me llevarán hacia delante.
Karen Casey.

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