ACEPTOLOGIA (Gerardo Schmedling) – Capítulo 2 : COMUNICACIÓN ADECUADA

 


2.1 Comunicación amorosa frente a comunicación agresiva

Es necesario emplear siempre una comunicación amorosa para no
tener conflictos. Ésta se logra evitando utilizar palabras agresivas o
limitantes, para lo cual es necesario entrenarse en una nueva forma de expresión: la utilización de un tono de voz suave, evitando las posiciones corporales agresivas y las imposiciones, que hacen que el instinto ponga a nuestro interlocutor a la defensiva.
En la comunicación agresiva no se valora al otro, no se le concede
libertad ni se le ofrece apoyo. Por ello, deberíamos eliminar las frases agresivas de nuestro léxico, si aspiramos a no tener conflictos en las relaciones.
Si alguien tiene una actitud agresiva pero le hablamos con mucha
calma, se calmará; pero si alguien es violento y nosotros también
gritamos, la tensión se multiplicará por dos. Se puede hacer un
entrenamiento previo, muy útil para estar preparado y afrontar este tipo de situaciones. El entrenamiento consiste en visualizarnos en paz frente a la situación y repetirnos varias veces: «No perderé mi paz y mi calma por ningún motivo, no importa lo que esta persona diga o haga». Antes de ir a hablar con alguien con quien tenemos un desacuerdo, si queremos llegar a una conciliación, este ejercicio de visualización será muy útil.
Para tener excelentes relaciones con las demás personas es necesario estar siempre dispuestos a brindar apoyo y a valorar las relaciones por encima de los gustos personales.
Para mejorar nuestras relaciones actuales podemos establecer
acuerdos satisfactorios. Esto requiere comunicación, porque no podemos adivinar lo que la otra persona siente. Para plantear un acuerdo utilizaremos una comunicación adecuada, con el uso de términos neutros y amorosos. Evitaremos las expresiones agresivas, transmitidas por la cultura, así como las imposiciones, prohibiciones o condicionamientos, porque generan bloqueos para los acuerdos; y utilizaremos una comunicación amorosa que facilite el diálogo, no que lo entorpezca.
En la siguiente tabla se presentan algunos ejemplos de la
comunicación amorosa frente a la agresiva.
Es mejor no hablar mal de nadie ni de nada, independientemente de si estamos o no de acuerdo con lo que alguien hace o con lo que pueda suceder en un momento dado. La propuesta es deponer las tres armas que tenemos:
1. La agresión física, aunque sea sólo con los gestos o las manos.
2. La agresión verbal.
3. La agresión mental.
Mientras no hagamos esto es imposible pensar en habitar en un
mundo de paz. Las armas jamás van a dar un resultado de paz, sino, por el contrario, de guerra.

La paz es el resultado de aprender a no pelear.

Un Maestro no tiene ningún conflicto con nadie, independientemente de los niveles de evolución de las demás personas, porque él las respeta y las maneja con sabiduría. Mientras, una persona con poca sabiduría tiene
conflictos prácticamente con todo el mundo. El Maestro calla cuando debe callar y habla cuando debe hablar.
2.2 Pensar y actuar con sabiduría: el camino hacia la paz
Por la Ley de Correspondencia, cuando una persona se declara en
absoluto estado de paz se hace correspondiente con ser respetada por todos los demás seres del Universo. Este resultado lo podemos verificar a medida que avanzamos en nuestra vida. El estado de paz interior nos hace correspondientes con un mundo de paz en cualquier lugar donde estemos.
La correspondencia la construye cada persona, por eso hay que
aprender a pensar y a actuar con sabiduría. Así, si nuestros pensamientos son de paz, si no invalidamos a nadie, nos corresponderán experiencias pacíficas, generadas por nosotros mismos. Si, por el contrario, vivimos llenos de resentimiento, odio y deseos de venganza, entonces nos corresponderán experiencias similares.
También la Ley de Armonía contempla este aspecto de la paz,
expresado filosóficamente como: «No hagas a otro lo que no quieres para ti». Si somos agresivos vuelve a nosotros algo de las mismas características, mientras que si somos pacíficos recibiremos paz, porque todo lo que se emite acciona, reacciona y vuelve.
Debemos gestionar las situaciones y no dejarnos manejar por ellas
para conservar el equilibrio y la paz interior. La tan anhelada paz requiere realizar un trabajo intenso y constante sobre nosotros mismos, en lugar de enfrentarnos a los demás, al medio o a las circunstancias que nos rodean; necesita una firme decisión de trabajo interior que nos lleve a romper el orgullo y el resto de nuestras limitaciones mentales.
Liberarse del conflicto interno y encontrar paz, armonía y satisfacción en la vida implica, por tanto, liberarse del orgullo, pues éste nos hace ser rígidos y no reconocer los errores. Cuando somos orgullosos no damos el brazo a torcer, no sabemos pedir perdón ni pedimos ayuda, por lo que tendremos inevitablemente conflictos con los demás.
La paz interior no crece espontáneamente, como el musgo o la
hierba, sino que requiere de un esfuerzo voluntario.
La Ley de Generación se puede comparar con una semilla que se
siembra en el interior para que produzca la correspondencia externa. Si sembramos en nosotros la paz y las demás virtudes internas y ciertos valores como la confianza, la lealtad, el servicio, el entusiasmo, la alegría, la calma, la flexibilidad mental, la adaptación o la comprensión, comenzaremos a cosechar excelentes resultados.
Así, los pensamientos, palabras y acciones de hoy son las semillas del fruto que recogeremos en el futuro.
Por la Ley de Afinidad, lo mejor siempre se asocia con lo mejor. Por lo tanto, si aspiramos a conseguir paz pensemos siempre en algo que nos traiga paz, pues todo lo que se nutre en el interior genera situaciones, personas y lugares afines con dicha energía.
La cultura es un patrón que genera pautas internas de
comportamiento en el individuo. De forma que, a menos que seamos capaces de asumir nuestros propios comportamientos y decisiones, no seremos nosotros mismos, sino que permaneceremos en un estado de dependencia de algo externo.
Respetar los comportamientos de los demás es permitir que cada
quien viva y asuma su propia experiencia; y respetar las creencias ajenas asegura una convivencia pacífica.

Cuando decido asumir mi propia experiencia, comprendo que el culpable no existe.

En la siguiente tabla se muestran algunos ejemplos de comunicación armónica para asumir la propia responsabilidad, frente a un modo de expresión que culpa a los demás.
Lo que realmente merece la pena compartir es la paz, la armonía, la felicidad y el amor interno; si compartimos nuestros miedos, limitaciones o angustias estamos compartiendo nuestro egoísmo, y de ese modo los resultados no serán satisfactorios para nadie.
La función de las personas con un mayor desarrollo espiritual, que ya comienzan a actuar desde el amor y la sabiduría, está generalmente asociada con la enseñanza; con los ejemplos de armonía; con la flexibilidad y adaptación al medio; con la transmisión de información para la mejora humana; y con la construcción de nuevas formas de convivencia
pacífica, sustentadas en el desarrollo de la paz interior.
Cuando a alguien le interesa buscar la paz interior, significa que ya está listo para dejar de sufrir y tener una vida plena.
Nadie puede ofendernos si decidimos mantener nuestra paz.
Como ejercicio de entrenamiento podemos elaborar diálogos con
nuestra pareja, progenitores, hijos o compañeros de trabajo, sustituyendo el lenguaje que utilizamos habitualmente por el lenguaje del asumir.
Otro ejercicio maravilloso para entrenarse en la convivencia pacífica es hacer preguntas sin esperar una respuesta concreta. Por ejemplo, si tenemos un hijo rebelde que no quiere estudiar y nos “amenaza” con irse de casa, podemos poner a trabajar nuestra mente, como entrenamiento, haciendo las siguientes preguntas:
1- ¿Crees que tienes más derechos que los demás?
2- ¿Crees que tienes derecho a imponer tus gustos a los demás?
3- ¿Qué necesitas hacer para convivir en paz con los demás?
4- ¿Cómo podrías hacer todo lo que quieres sin hacer acuerdos con
nadie?
5 ¿Qué harías para ser independiente?
6 ¿Cómo harías para conseguir el dinero que necesitas para ser
independiente?
7 ¿Qué harías tú para ser más feliz en la vida?
Estas preguntas ponen la mente a trabajar, empieza a funcionar el
sistema de asociación de ideas y nos damos cuenta de que no es posible hacer todo lo que se quiere sin establecer acuerdos. Las preguntas expuestas no califican ni prohíben, imponen u ofrecen la conclusión a nuestro interlocutor, que tiene que obtenerla por sí mismo para que sea una técnica de maestría.

Gerardo Schmedling

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