Libro Cada día Un Nuevo Comienzo 19 de Noviembre Meditaciones diarias para Mujeres/Hombres

 


19 de noviembre. La meditación para las Mujeres que aman demasiado.

En el fondo de todos nuestros esfuerzos por cambiar al otro yace un motivo básicamente egoísta, una convicción de que a través de su cambio seremos felices. No hay nada de malo en querer ser feliz, pero ubicar la fuente de esa felicidad fuera de nosotras mismas, en manos de otro, significa que estamos negando nuestra capacidad para cambiar y mejorar nuestras propias vidas, y que estamos negándonos a asumir la responsabilidad de hacerlo.
Robin Norwood.
La experiencia es una buena maestra, pero cobra unas facturas increíbles.

Minna Antrim

El hecho de que las penas que experimentamos en nuestra vida estén equilibradas por cantidades equivalentes de alegría no es fortuito, sino intencional. Una compensa a la otra. Y la combinación de ambas nos fortalece.

Nuestro anhelo por experimentar sólo las alegrías de la vida es algo humano, e ilusorio. Si la alegría fuese cosa de todos los días, se volverían insípidas. Los instantes alegres nos sirven de respiro en las situaciones de prueba que impulsan nuestro crecimiento y nuestro desarrollo como mujeres y hombres valientes.

La alegría lima las asperezas de las lecciones que buscamos o que nos acorralan. Y nos permite apreciar las cosas en su justa medida cuando el panorama es sombrío. Y para aquellas de nosotras que estamos recuperándonos en nuestro programa, el hecho de empantanarnos en los tiempos más sombríos solía ser una conducta aceptable. Pero ya no lo es. La realidad es que cada día nos presentará ocasiones de angustia y otras que nos invitarán a sentirnos alegres y livianas. Ambas son valiosas. Ninguna de ellas debe ser la dominante.

La alegría y la pena son análogas al flujo y reflujo del océano. Ambos son ritmos naturales y su presencia nos hace madurar si la aceptamos como partes necesarias de nuestra existencia.

Cualquier dolor que hoy experimente me garantiza una cantidad igual de placer, si acepto de buena gana ambos elementos mi poder superior sabe de mis capacidades, solo él me ofrece aceptación y calma.
Karen Casey.

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