Libro un año de Milagros- Meditación Dia 218



 Dios me asignó una función que sólo yo puedo realizar.

Cada uno de nosotros tiene una parte única en el proceso de sanar el mundo. Cada uno de nosotros tiene asignada una función divina que sólo nosotros podemos realizar. En ese nivel divino, ninguno compite con otro, ya que el universo es infinitamente abundante. Mi bien no le quita nada a nadie más, ni el de otro puede afectar el mío. Hay espacio suficiente para todos. Acepto esta tarea que me es revelada cuando abro mi corazón al amor. Conforme busco vivir como Dios quiere que viva, Él me revelará lo que quiere que haga. Él me preparará de todas las maneras necesarias para llevar a cabo el papel que quiere que tenga. Sólo necesito relajarme en su presencia dentro de mí, y todo se llevará a cabo según el orden divino. Amén.

Marianne Williamson

Comentarios

Entradas populares de este blog

ACEPTOLOGIA (Gerardo Schmedling) - Capítulo 1. El poder de la paz interior