Acepto la realidad de las cosas, aun cuando el momento es
doloroso
Las lágrimas pueden traer regalos importantes. Con frecuencia los momentos
más tristes traen el mayor crecimiento. Una de las líneas de la Biblia más
poderosas es también una de las más simples: “Jesús lloró.”
Mi tarea no es evitar las emociones dolorosas, sino transformarlas desde
sus raíces. No puedo hacer esto si no me muevo de manera auténtica a través
de mis emociones, preguntándome qué lecciones tienen para mí. Si pretendo
trascender mi tristeza, debo experimentarla primero; ahora ya estoy listo para
hacerlo.
Hoy me doy permiso de sentir realmente lo que hay en mi corazón, tanto la felicidad como la
tristeza. No me resisto a las olas emocionales que se alzan en mí, sino que doy testimonio de ellas,
las acepto y las entrego a Dios. De esa manera se transforman y se vuelven el puente de mi
liberación.
Amén.
Marianne Williamson
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