MEDITACIONES PARA MUJERES QUE HACEN DEMASIADO-29 de NOVIEMBRE

 


RISA
Una se pierde muchas risas por no reírse de sí misma.
SARA JEANNETTE DUNCAN
¡Bien dicho! Parte del proceso de recuperación es ser capaz de ver qué divertidas somos en nuestra enfermedad. Nos tomamos demasiado en serio.
Uno de mis mejores momentos se produjo cuando fui invitada a dar una conferencia en una comida de las Quinientas Mayores Empresas. Yo acababa de haber estado haciendo una acampada antes de tener que cumplir este compromiso, así que me sentía un poco cansada. Para causar una impresión correcta, me había puesto un traje convencional de mujer de negocios, con una
blusa de seda, botas de tacón alto y leotardos. Después de haber pasado una temporada en plena naturaleza, no estaba muy segura de cómo adaptarme a ese disfraz.
Justo antes de que llegara mi momento de hablar, fui al cuarto de baño para «orinar mis ansiedades», como decimos en los círculos clínicos. Salí de allí un poco animada y lista para empezar. Justo cuando alcanzaba la puerta del auditorio, sentí un pequeño escalofrío y me di cuenta de que mi falda había quedado pillada por los leotardos y que tenía «el trasero al aire». Tuve una oportunidad instantánea para la humildad. Por supuesto que inicié la conferencia con una apertura triunfal.
Cuando vemos lo divertidas que somos, podemos ver nuestro lado entrañable.

(Anne Wilson Schaef de su Libro Meditaciones para mujeres que hacen demasiado).

Comentarios

Entradas populares de este blog

ACEPTOLOGIA (Gerardo Schmedling) - Capítulo 1. El poder de la paz interior