ACEPTOLOGIA (Gerardo Schmedling) – Capítulo 4-Desmontando limitaciones
Para poder deshacernos de las limitaciones internas, que no permiten la expresión del amor, es indispensable comprender unos sencillos principios filosóficos acerca del propósito de la vida de todo ser humano; éste no es otro que vivir una experiencia en la personalidad, que lleve al individuo a comprender el porqué de todo evento que se presenta en su vida. Es decir, aprender a ser feliz por uno mismo para tener paz, y amar al prójimo como a uno mismo.
Vamos a desmontar las creencias falsas para sustituirlas por las siguientes verdades:
1. Uno mismo crea el peligro desde su ignorancia. ¿Es peligroso pilotar un avión? Si se sabe pilotar, no. En lugar de enfrentarnos a lo que existe, simplemente hay que trabajar para salir de la ignorancia; entonces el peligro dejará de existir. En realidad, el peligro es una relación ignorancia & situación que uno no sabe manejar. No existen peligros, simplemente existen personas que no saben hacer algo.
2. Uno mismo genera la enfermedad. El cuerpo lo concede la naturaleza, y enferma cuando el individuo decide agredirlo con sus pensamientos, rencores, culpas y actitudes de rechazo a la vida. Enfermamos porque nos salimos de la Ley de la Naturaleza, por rechazar la vida, pensar mal, llenarnos de rencores y de sufrimientos; porque todo eso debilita el sistema inmunológico. Podemos evitarlo colocándonos en el orden del
Universo y pensando siempre lo mejor desde el amor. Es necesario saber también que pueden existir las llamadas enfermedades de “destino” o “kármicas”, que no tienen su origen en pensamientos negativos, sino en un plan establecido de superación, de correspondencia.
3. Nadie puede perder aquello que necesita para su experiencia de vida. La experiencia la generan nuestras decisiones, acciones y actitudes. La que conduce a la comprensión es el objetivo de la vida, y le corresponden ciertas circunstancias para poder vivirse. Puesto que no es posible perder los elementos necesarios para la experiencia, es inútil perder el tiempo, la vida, la energía y la salud apegándose, reteniendo, protegiendo y defendiendo todo aquello que ya es de uno, culpando a los demás por las decisiones que uno toma, o culpándose uno mismo por las experiencias de aprendizaje que necesariamente vino a comprender.
¿Qué podemos hacer para que lo que necesitamos sea cada vez más satisfactorio para nuestra vida? La respuesta es: valorar todo lo que tenemos y lo que la vida nos da, llámense bienes materiales, relaciones, conocimiento, salud… Porque el que se queja de lo que tiene está en camino de perder lo que necesita.
4. Nadie nos hace nada, lo que nos ocurre así lo decidimos. A veces somos el instrumento para que otra persona viva lo que diseña; otras veces los demás sirven de instrumento para que vivamos lo que nosotros mismos diseñamos. No se ha de culpar a los demás de los propios diseños; son de uno mismo, de nadie más. Comprender esto facilita nuestras relaciones con las personas y con la vida.
5. A nadie hemos hecho nada, ellos así lo decidieron. La Ley de Generación explica estos dos últimos apartados: según esta Ley, «nunca nadie me ha hecho daño, todo lo que ha sucedido en mi vida anteriormente, lo que sucede ahora y lo que va a suceder en el futuro es algo que yo, y solamente yo, genero. Y así como jamás nadie me ha hecho daño, yo tampoco he hecho daño a nadie». Comprender esto nos permitiría eliminar totalmente de nuestra vida el rencor, el resentimiento, el odio, el deseo de venganza y más del 80% de los problemas humanos, sabiendo que teóricamente los problemas no existen, sino que son oportunidades de crecimiento que a nuestro ego pueden parecerle no agradables.
Podemos reconocer la existencia de dos tipos de seres humanos:
1. Aquéllos que, en su ignorancia, viven esclavos del miedo, el rencor, la culpa y los apegos.
2. Aquéllos que, desde la comprensión, viven libres en aceptación, decisión para actuar (asumiendo el resultado de sus decisiones) y amor (estableciendo acuerdos).
¿En qué consiste el rencor? En creer que alguien nos hizo daño y culparlo de lo que hacemos o sentimos. ¿Y el resentimiento? Consiste en creer que una situación externa nos afecta. Por otro lado, ¿qué es la culpa? Significa creer que hicimos daño a alguien. ¿Y la susceptibilidad? Supone pensar que somos susceptibles de ser ofendidos, irascibles y que hay que ir con “pies de plomo”.
¿En qué consiste el odio? En pensar que alguien nos ha causado un serio problema y que queremos vengarnos de él.
En definitiva, ¿qué es todo esto? Es culpar a los demás. Porque lo que uno siente depende de sí mismo, de sus creencias, no de lo que los demás hagan o digan. Si comprendiéramos eso quedaríamos en un estado de paz extraordinario y empezaríamos a asumir nuestra vida.
No culpemos, ni nos culpemos; solamente aprendamos lo que la vida nos enseña.
La definición de perdón es la siguiente: renunciar a vengarnos de lo que “creemos” que nos hicieron. En cuanto a la limpieza mental, es comprender que no nos han hecho nada, simplemente que éramos correspondientes con el error de otra u otras personas. Hemos de darles las gracias por lo que nos permitieron aprender. Recordar con agradecimiento, en lugar de con sufrimiento, es una actitud de sabiduría.
El ego necesita perdonar y ser perdonado, no así el amor. Al ego le encanta que le pidan disculpas, porque cree que el otro le ofende. Si alguien dijera a un Maestro: «Disculpe, Maestro, porque yo le ofendí», él respondería esto: «Yo no puedo disculparte ni perdonarte, porque nunca me has hecho nada y jamás me he sentido mal contigo; sin embargo, puedo comprender lo que me dices y aceptar que no es necesario que te sientas mal». Un Maestro no se ofende. Pero si se dice eso al ego, éste responderá: «Me encanta que hayas reconocido tu error». Lo importante es que uno sepa si está trabajando desde el ego o desde el amor.
Todo está dentro de nosotros, depende de nosotros, está en nuestras manos. Nadie es culpable de lo que nos pasa o de lo que sentimos. Y culparnos es un error. Interpretamos, desde el ego, lo que la otra persona hace. Si lo hacemos equivocadamente nos llenamos de sufrimientos, angustias, miedos.
¿Por qué? Por echar la culpa al otro. Por supuesto que podríamos dejar de hacerlo, e interpretar desde el amor, desde la verdad, y no sufrir. Somos nosotros los que decidimos enfrentarnos a la vida o fluir con ella. Somos quienes decidimos pensar en negativo o en amor.
Cada uno de nosotros determina exactamente su forma de pensar, de actuar y de sentir, y eso genera una correspondencia de vida con el mundo exterior, generada por uno mismo. Si esa correspondencia no es satisfactoria, la persona puede cambiarla modificando su forma de pensar, de sentir y de actuar.
El desapego consiste en soltar, dejar de quejarse y de culpar.
¿Por qué nos apegamos a una persona, a un lugar, a un trabajo, a unos bienes materiales? Por miedo a perder, porque creemos que esos elementos, relaciones o personas nos hacen felices. Pero son precisamente nuestros miedos los que no nos dejan ser felices.
Ahora que disponemos de esta nueva información de sabiduría, utilizaremos la reprogramación para “instalarla” en nuestra mente. Para ello es necesario:
1- Repetir la información mentalmente.
2- Visualizar un hecho frente a esa misma frase.
3- Sentirse realizándolo.
Después de la reprogramación llega el momento de la experiencia diaria, el entrenamiento; de este modo la mente empieza a aceptar y verificar la información.
Si uno desea reprogramar su mente, proporciona excelentes resultados grabar las frases de sabiduría y las siete herramientas de amor. Se graban las frases que uno desea introducir en su mente y se colocan cerca de la cama, en un reproductor programado para encenderse más o menos en una hora, o cuando uno calcule que se encuentra dormido. Entonces la mente empieza a escuchar, y la información penetra más fácilmente en el inconsciente que cuando se está despierto. Es importante, en cualquier caso, que sean frases dichas con la propia voz, para que sea la comprensión de uno mismo la que se instale.
Cualquier cosa que decidamos hacer voluntariamente, que sea diferente a lo que normalmente hacemos, modificará nuestra personalidad. El solo hecho de cambiar la forma de hablar transforma la personalidad, y eso es lo que buscamos para aprender a respetar sin juzgar y llegar a tener excelentes relaciones. Porque el que expresa lo mejor, expresa la verdad; y expresar lo mejor supone reconocer las cualidades del amor en todas las personas. El sabio va directamente a los valores que reconoce en las personas y se los expresa, mientras que el ignorante se centra en las limitaciones, y es eso lo que expresa.
Conclusiones
De lo expuesto en el presente tema hemos obtenido las siguientes
conclusiones:
1- La paz externa es el resultado del respeto.
2- No existe la mala intención.
3- Sólo el ignorante se atreve a juzgar y a condenar debido a su limitación mental.
4- La interpretación trae sufrimiento, porque interpretamos desde conceptos falsos.
5- Podemos ser felices con los demás si los aceptamos como son, si los respetamos, no los agredimos, los invalidamos ni los culpamos; entonces es posible tener excelentes relaciones y disfrutar de una convivencia armónica y pacífica.
6- Juzgar, criticar, condenar y castigar produce baja autoestima, rencor, odio y resentimientos.
7- No pueden establecerse relaciones de amor sustentadas en las interpretaciones de la ignorancia.
8- No hay nada que juzgar, solamente hay mucho por comprender.
9- Amar es aprender a respetar las diferencias.
No hay que creer nada, no hay que dar nada por cierto ni por hecho; hay que practicar y verificar en la propia vida si esta información funciona y produce resultados satisfactorios.
Con esta información tenemos tres alternativas de acción:
1. Guardarla en nuestra biblioteca.
2. Llevarla con nosotros y enseñársela a todo el mundo.
3. Hacer de la información parte de nosotros mismos, que se convierta en nuestra forma de actuar. Sólo en este último caso obtendremos resultados satisfactorios.
Ejercicios de entrenamiento
Reprogramación mental para el respeto Aprende estas frases de sabiduría:
1- Respeto a todas las personas en sus ideas, costumbres, creencias, y comportamientos, así como en su derecho a tomar sus propias decisiones.
2- Renuncio a criticar, descalificar, juzgar, condenar y castigar a toda persona por cualquier motivo.
3- Todas las personas hacen lo que pueden con lo mejor que saben, y yo no soy quién para juzgarlas.
5- Decido amar y respetar a todos los seres vivos, reconociendo la perfección que cada uno manifiesta.
6- Decido respetar totalmente la experiencia de los demás y ganarme la confianza de otras personas.
Observa tus pensamientos, tus palabras y tu forma de actuar.
Evita criticar, descalificar, juzgar, condenar o castigar a los demás. Así cada día lograrás tener relaciones más armónicas y pacíficas.
Si quieres verdaderos resultados satisfactorios en tu vida, renuncia a trabajar sobre los demás, y dedícate a hacerlo sobre ti mismo.
No se puede construir una nueva vida sobre conceptos viejos.
Si siempre haces lo mismo, con la misma actitud, siempre obtendrás los mismos resultados. Cambia la información, cambia la actitud y cambiarán tus resultados.
Gerardo Schmedling
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