¿QUE ES LA CODEPENDENCIA?
¿QUE ES LA CODEPENDENCIA?
Si una persona se deja afectar demasiado por un alcohólico, jugador o comedor compulsivo, fanático del trabajo, fanático del sexo, un adolescente en rebelión, un padre neurótico, o comedor compulsivo, fanático del trabajo, fanático del sexo, un adolescente en rebelión, un padre neurótico, o cualquier combinación de los anteriores, probablemente, llegue a comportarse como una persona codependiente.
La mayoría de las personas codependientes están obsesionada con otras personas. Con precisión y detalle, puede recitar la lista de actos y transgresiones de los adictos, lo que piensan, lo que hacen y lo que dicen.
Sin embargo, es necesario hacer una aclaración: el ser humano necesita depender de otros… de una manera sana en el tanto se brinde un desarrollo mutuo, se complementen y se maximicen las potencialidades humanas. Esto se define como interdependencia.
No se sabe con exactitud cómo se introdujo el término “codependencia” en el campo de las ciencias sociales, aunque sí existe la certeza de que fue en 1979 que se inició su uso a causa de las personas que vivían de forma cercana con un alcohólico.
Proviene de “co” (con, necesario) y “dependiente” (adicción, esclavitud), o sea, es la persona necesaria para que la esclavitud funcione.
La definición obvia de “codependencia” es “ser compañero en una dependencia”. Son, según el especialista codependencia y miembro de CoDA Earnie Larsen, “esas conductas aprendidas, autoderrotantes, o defectos de carácter que producen una disminución en la capacidad de iniciar o de participar en relaciones amorosas”.
O, como diría Robert Subby (1), “es un estado emocional, psicológico y conductual que se desarrolla como resultado de que un individuo haya estado expuesto prolongadamente a, y haya practicado una serie de reglas opresivas, reglas que previenen la abierta expresión de sentimientos al igual que la discusión abierta de problemas personales e interpersonales”.
“Cuando, en la vida actuamos en proporción a los estímulos recibidos, somos dependientes porque en vez de que nosotros dirijamos y decidamos en la vida, estamos condicionados por la conducta o actitud de otro, lo cual se torna muy peligroso cuando ese otro ha disfrazado su egoísmo, paternalismo, protección o ayuda” (2). Y se añade: “Lo peor es cuando se depende de otro que, a la vez, depende de nosotros mismos”.
Melody Beattie dijo: “Los codependientes son aquellos que permiten que su vida se vea afectada por la conducta de otra persona y están obsesionados tratando de controlar esa conducta” (3). La escritora fue allá al descubrir que las personas codependientes no finalizan su “sufrimiento” cuando la persona de la que dependen queda restaurada o se separan de ella, pues, continúan desarrollando relaciones con personas problemáticas.
Los codependientes se comportan “sobriamente”, porque pasaron por lo que pasaron estando sobrios, es decir, no actúan bajo los efectos de ningún estimulante ni tienen adicciones como las que poseen los que conviven con ellos.
Un denominador común son las reglas tácitas, no escritas, que, por lo general, se desarrollan en el núcleo familiar y marcan la pauta para este tipo de relaciones. Estas reglas prohíben la discusión acerca de los problemas; la expresión abierta de sentimientos; la comunión honesta y directa; expectativas realistas tales como ser humano, vulnerable o imperfecto; etc.
La codependencia es un proceso de reacción. Los codependientes son reaccionarios. Reaccionan en exceso, reaccionan demasiado poco, pero, rara vez, actúan. Reaccionan a los problemas, las vidas, los dolores y las conductas de otros.
Tenemos que partir de que un codependiente es una persona que necesita un encuentro consigo misma. Un encuentro concienzudo, sincero y valiente para reconocerse como codependiente, sin pretextos y sin echarle la culpa a los demás. Es un problema personal. Puede ser el dominante o el dominado. En ambos casos es una persona codependiente. Puede estar del lado que gobierna como puede estar en el lado gobernado. Aún así, es codependiente.
Por eso en una persona codependiente puede darse hostilidad, son controladoras, manipuladoras, indirectas, productoras de sentimientos de culpa y tienen dificultades comunicativas. Esa persona es definido hacia el lado que gobierna. Pero estando en ese lado de una relación, bien puede también pasarse al otro lado, al dominado, ya sea en esa misma relación o en otra relación.
Como siempre, necesitan saber que están en control, no pueden disfrutar espontáneamente.
Le tienen miedo a su propia ira y al abandono (por ello, cuidan a alguien que los necesita y que no los abandonaría). Un día, pueden amar al otro, pero al siguiente, odiarlo. Se llega al punto de bloquear los sentimientos –por lo que podrían convertirse en agresores-.
Tiene una dependencia de los demás: de sus estados de ánimo, conducta, enfermedades, bienestar y amor. En síntesis, las personas codependientes “no se toman en serio a sí mismas” y no logran establecer relaciones sanas con otras personas.
Melody Beattie añade a sus estudios(4):
Los codependientes no están locos, sólo son codependientes.
La codependencia “cobra vida propia” una vez que se ha asentado.
Para “deshacerse” de la codependencia es necesario que la persona haga algo, no importa de quién sea la culpa.
La codependencia se convierte en un problema personal y por lo tanto, es responsabilidad de cada quien resolver sus problemas.
Codependencia Anónima
Los Codependientes Anónimos “manejan” una lista de características propias, según publican en sus distintos folletos:
Asumimos la responsabilidad por los sentimientos y las conductas de otros.
Tenemos dificultad de identificar sentimientos: ¿Estoy enojado?, ¿triste?, ¿solitario?, ¿feliz?
No podemos expresar los sentimientos: me siento, feliz, triste, lastimado, etc.
Tenemos miedo de cómo los demás van a responder a nuestros sentimientos.
Tenemos dificultades en formar y mantener relaciones cercanas.
Tenemos miedo de ser rechazados o lastimados por otros.
Somos perfeccionistas y abrigamos demasiadas expectativas de nosotros y de los demás.
Tenemos dificultad para tomar decisiones.
Tendemos a minimizar, alterar o negar la verdad de cómo nos sentimos.
Las acciones y actitudes de otros determinan nuestras reacciones y respuestas.
Tendemos a poner las necesidades y deseos de otros antes que los nuestros.
Nuestro miedo a la ira de otros determina lo que decimos o hacemos.
Nos cuestionamos o ignoramos nuestros valores para relacionarnos mejor con otras personas significativas. Valoramos sus opiniones más que las nuestras.
Nuestra autoestima se rige por la influencia de otros. No reconocemos cosas buenas acerca de nosotros.
Nuestra serenidad y atención mental están determinadas por los sentimientos y conductas de otros.
Juzgamos muy duramente lo que hacemos, pensamos y decimos según los estándares de otros.
No creemos que ser vulnerables y pedir ayuda sea normal y esté bien.
No sabemos que está bien hablar de los problemas fuera de la familia; que los sentimientos son sólo eso y que es mejor compartirlos que negarlos, minimizarlos o justificarlos.
Somos muy leales, aún cuando la lealtad sea injustificada y, a veces, hasta pueda dañarnos.
Necesitamos ser necesitados para podernos relacionar con los demás.
Sin embargo, el mayor anhelo de las personas codependientes es que haya un cambio.
LA CODEPENDENCIA COMO UNA ENFERMEDAD
Las vidas de las personas codependientes giran, enfermizamente, alrededor de otras personas, al punto de que se olvidan de sus propias necesidades para vivir por los demás. Se llega al punto en que el codependiente no sabe dónde termina él y comienza el otro.
Sin embargo, este supuesto “deber” no es realizado como se narra en las historias de mártires o santos: de forma devota y paciente, sino, más bien, las personas codependientes empiezan a acumular enojo, enojo que, más tarde, no se puede esconder y está presente en todo momento y circunstancia –aunque, en principio, la persona quiera parecer como “buena”-.
Es más, difícilmente se ve a los codependientes como si padecieran de alguna enfermedad, pues se les cataloga, simplemente, como “víctimas” de inválidos, adictos, alcohólicos, drogadictos o neuróticos. No se dan cuenta de que el establecer relaciones con personas problemáticas es factor común en sus vidas.
La especialista Phyllis Orzin aseguró, en una conferencia sobre el tema hace unos diez años, que la “codependencia es una enfermedad crónica, esto es, puede causar la muerte”. Y agrega: “Esta enfermedad lleva, a medida que avanza, a una incapacidad de juicio cada vez mayor, a una ceguera que nos impide ver la realidad, a una confusión mental y emocional que nos hace dudar de nuestras percepciones y de nuestros sentimientos, hasta el punto de la depresión, en la que los medicamentos no funcionan”. Sin embargo, esta enfermedad es adquirida, y como tal, se pueden cambiar las conductas para dejar de padecerla.
Algunos especialistas diagnostican esta enfermedad como un trastorno de la personalidad por dependencia o como un trastorno compulsivo de la personalidad.
El doctor Timen Cermak ha establecido un criterio de diagnóstico(5). Según él, se establece que los codependientes:
Ponen en riesgo su autoestima tratando de controlar a otros y a sí mismo frente a consecuencias adversas serias.
Toman la responsabilidad de satisfacer las necesidades de otros, sin tomar en cuenta las propias.
Presentan una ansiedad y una distorsión de los linderos entre la intimidad y la separación.
Se involucran en relaciones con personas que tienen trastornos de personalidad y que, en ocasiones, son químicamente dependientes; con otros que, a su vez, son codependientes; o con individuos con trastornos de sus impulsos.
Presentan algunos de los siguientes síntomas:
Excesiva negación.
Contención de las emociones (con o sin explosiones dramáticas)
Depresión
Exceso en “estar alerta”
Compulsiones
Ansiedad
Abuso de sustancias
Han sido (o son) víctimas del abuso físico o sexual
Enfermedades relacionadas con el estrés.
Han permanecido en una relación primaria con un dependiente al menos dos años, sin buscar ayuda externa.
¿CÓMO SE DESARROLLA LA CODEPENDENCIA?
Desarrollo emocional del ser humano
Existen ciertas necesidades que el ser humano debe satisfacer para que logre desarrollarse como un individuo sano, ellas son:
Sobrevivencia y seguridad
Contacto con la piel
Atención
Imitación y repetición por parte de los padres
Tener una guía
Ser escuchado
Ser él mismo
Participación
Aceptación: ser tomado en serio, tolerancia a los sentimientos.
respeto.
Oportunidad de llorar las pérdidas y de crecer
Apoyo
Lealtad y confianza
Sensación de haber logrado:; control, poder, creatividad
Trascendencia de lo ordinario.
Sentirse bien respecto a ser hombre o mujer y disfrutar la identidad sexual
Diversión
Libertad
Educación
Amor incondicional
Cuando estas necesidades no han sido satisfechas, el “niño interior” no crece ni madura y es, entonces, que el “niño interior” se trasforma en un “sí mismo codependiente o falso”: Se ajusta a los deseos y demandas de los demás.
Existen diferencias entre el “niño interior” y el “sí mismo falso”. El primero es generoso, auténtico, genuino, espontáneo, comunicativo, se acepta a sí mismo y a los demás, siente y expresa lo que siente, sabe divertirse, es confiado, es indulgente de manera sana con sí mismo, no pierde su vitalidad a pesar de los sufrimientos que viva.
El segundo es como una máscara que oculta envidia, criticidad, sentimientos de culpa hacia los otros, egoísmo, perfeccionismo; actúa como los demás quieren que actúe, es conformista, brinda amor condicionado, esconde sentimientos, “parece fuerte, pero no lo es”; siente que algo está mal, pero que eso es lo normal; generalmente, actúa para defenderse de las heridas y el rechazo.
Al negar los sentimientos, se desarrolla cierta tolerancia al dolor y al sufrimiento.
Mientras menor sea la satisfacción del niño, más pronto entra a funcionar el “sí mismo falso” en detrimento del “niño interior”.
Ambiente:
La codependencia se desarrolla en:
La familia disfuncional (en la que se da, entre otras cosas, poca comunicación, rigidez, manipulación, crisis de valores, relaciones dependientes, no se expresan los sentimientos, no se establecen reglas claras, hay envidia, aparecen enfermedades –psicosomáticas, entre otras-,etc.). En ella, el codependiente pudo haber actuado de varias formas: como facilitador, como héroe, como chivo expiatorio, como aislado, “de mascota”.
La escuela, la cual excluye sentimientos, en que podría destacarse un alumno, etc.
La iglesia, que reprime los sentimientos y pide perfección, “actuar por obras y ganar el cielo”. Conocer a Dios por lo que nos dicen y no por la experiencia propia.
La sociedad, la cual, mediante dichos populares, fomenta actitudes codependientes y asignan roles:
a. “Los hombres no lloran”
b. “Las niñas siempre deben ser muy atentas con los demás”
c. “Sólo hay un modo de hacer las cosas”
d. “No hables, pienses o sientas acerca del sexo, el dinero o los sentimientos”
e. “Trabaja primero y juega después”
f. “El hijo mayor debe ser ejemplo para los demás”
g. “Los hijos siempre obedecen a los padres”
h. “No le hables a nadie de tu familia”
i. “La ropa sucia se lava en casa”
¿CÓMO SE MANIFIESTA LA CODEPENDENCIA?
Existen cinco formas manifiestas de codependencia en cuanto a relaciones interpersonales se refiere:
1. Rescate:
1. Actuar como el complaciente, el dador, el protector, el consejero, el salvador, el maestro.
2. Cree que lo hace por generosidad, pero, en realidad, lo hace porque necesita recibir amor. En realidad, desconoce sus propias necesidades y trata de suplir la de los otros.
3. Al final, tanto el rescatador como el rescatado terminan molestos, puesto que el rescatador actuó ignorando sus propias necesidades y el rescatado no está agradecido por la acción. De hecho, sólo existe una ayuda genuina en el tanto esta produce efectos positivos en ambas partes.
4. Sin embargo, muchas veces, lo que motiva el brindar ayuda no es el interés genuino, sino que existe, de por medio, la culpa, necesidad de ser reconocido o necesidad de ser necesitado.
5. El rescatador pudo formarse tanto en la infancia aparentemente feliz como en la traumática; en la primera, la persona casi no recibió atención o se le asignaron muchas responsabilidades; en la segunda, la persona pudo haber sido víctima de abuso sexual, abuso verbal, abuso físico o tuvo carencias emocionales.
Existen pasos básicos para salir de este problema (rescate) en particular(6):
1. Reconocer que no estamos haciendo bien las cosas
2. Tener deseos de cambiar y buscar la solución a la luz de nuestro Poder Superior (reconocer que necesitamos ayuda)
3. Docilidad de hacer lo mejor para cambiar ambas partes y confianza en que todo saldrá bien
4. Escuchar los propios sentimientos
5. Identificar los deseos y necesidades
6. Aceptar si le hicimos daño a otros y pedir perdón
7. Aceptar el amor y el apoyo que los demás nos den (hablar con un buen amigo de CoDA o Padrino/Madrina)
8. Practicar algún ejercicio
9. Escribir
10. Llorar
11. Hacer algún trabajo manual
2. Reacción
Es la típica persona que no sabe responder, sólo sabe reaccionar –como un hábito adquirido por respuestas constantes a las crisis-. Si no existe crisis, la crea, porque sólo sabe vivir así. No responde con inteligencia y voluntariamente, no controla los sentimientos, las emociones ni las expresiones.
Los pensamientos, sentimientos y emociones están controladas por las personas que lo rodean; pierde el control y otros lo controlan.
“Cuando reaccionamos, perdemos el derecho a pensar, que es un don de Dios”(7).
La reacción es rápida, intensa; el motivo de ella es por lo que puede suceder, sucedió o está sucediendo.
Estas personas desproporcionan las cosas, creen estar siempre en lo correcto y lo justo y si otra persona no comparte su parecer, lo toman como una ofensa personal. Al estar atentos a las voces de los demás, pierden su propia libertad.
3. Victimario:
Es necesario darse cuenta de que no se puede ser víctima siempre.
Hay que responsabilizarse por los propios comportamientos, en lugar de decir: “Tal persona me hizo enojar y por eso me obligó a decir o actuar de tal manera” (nadie obliga a nadie a nada, nadie es responsable de lo que yo haga o sienta, sólo yo).
Debe existir una honestidad emocional, para ello es necesario poder observar la forma en que hemos hecho las cosas y decidir dejar las reacciones.
4. Atadura
Otro punto importante son las ataduras que pueden unir a dos personas, haciéndolas esclavas una de la otra, pues no son libres ni son ellas mismas (atadura con una persona viva o incluso, que ya falleció). Las ataduras son culpas, traumas y resentimientos que, si no se “cortan”, no hay libertad.
5. Dependencia
Esto implica no ser uno mismo, sentirnos mal si la otra persona no nos da su aprobación, o si nuestro estado de ánimo depende del otro. Es tener altas expectativas respecto a los otros y vernos frustrados porque éstas no se cumplieron. Se da cuando la felicidad de los demás es más importante que la propia.
La sociedad prepara a las personas para las relaciones dependientes. Hacer lo que se espera que hagamos crea resentimiento, culpa, ansiedad. Mentimos o distorsionamos la verdad para que el otro no se enoje. A veces, pedimos que se nos retribuyan esos “favores”.
Se puede sentir un enojo intenso por la persona de la que se depende, aunque, “aparentemente”, parezca que no.
La intimidad se va anulando, el dependiente se torna solitario.
Las personas lo pueden manipular gracias a su baja autoestima y la necesidad obsesiva de aprobación -esto crea vulnerabilidad-.
Las personas dependientes no tienen libertad, entregan su vida a los demás. Se convierte en un estilo de vida.
Este aspecto de la codependencia tiene la característica de que la persona tiene miedo de sí misma y por eso reprime todo su ser interior.
Conoce los puntos débiles de los demás y se vale de ellos para controlar; conciente o inconcientemente, busca estar en ventaja respecto a los demás, provocando miedo o culpa en ellos.
Existen varias formas de controlar: con silencio, enfermedades, fuerza física, agresión verbal, amenaza de muerte, seducción, dinero, indiferencia, sobreprotección, gestos y miradas, expectativas, crítica, manipulación, hacer que la otra o las otras personas se sientan culpables, acusaciones encubiertas, (le digo a Pedro para que entienda Juan), indirectas (debido a una incapacidad para enfrentar realidades. La primera: yo estoy mal), represión, etc.
Una persona controladora vivió en su infancia un ambiente de tensión y angustia por el hecho de que las personas con las que convivía eran rígidas, controlaban y eran impredecibles. Más tarde, busca tener el control, hasta convertirse en una obsesión. Lo busca en la relación, lo busca en el trabajo.
Es necesario estar apercibido sobre los verdaderos sentimientos que se experimentan y tratar de dirigir y encausar las emociones, logrando un autocontrol.
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