LA ADICCIÓN AL AMOR

 


Un adicto al amor es alguien que depende o se encuentra "enredado" con otra persona, o compulsivamente centrado en cuidar de ella. También denominado codependencia, no

todos los codependientes son adictos al amor (existe una codependecia sana). En lugar de desarrollar una intimidad madura, estos seres buscan enredarse, fundirse, permanecer completamente conectados con su pareja, buscan situaciones de intensidad emocional que
les mantengan vinculados.
La codependencia es una enfermedad de inmadurez causada por un trauma infantil, que nos incapacita para mantener una relación saludable con nosotros mismos, protegernos de los demás, amarnos a nosotros mismos y en definitiva saber compartirlo con los otros.
Un codependiente tiene grandes dificultades para ser una persona madura, responsable e independiente tanto en el plano emocional como en el material, siente que por sí mismo no podría con la vida.
Los codependientes, o bien tratan de controlar a los demás diciéndoles cómo deberían ser para complacerles y confortarles, o bien permiten que sea el otro quien les controle.
Solo que este control provoca respuestas negativas en el otro. Si quien controla, termina sintiendo su abandono y quien es controlado el agobio, brotan sentimientos de rencor,cólera. Este es el modo que tenemos de liberar el abuso que estamos viviendo. La salida a esta situación de enredo emocional no pasa por dejarse conducir por este tipo sentimientos negativos de rabia, reproche, abandono, escapismo....., sino más bien en desengancharse de esa adicción, primero reconociéndola, después con la firme actitud de realizar unos cambios, estar dispuesto a sufrir el dolor de la abstinencia del ser del que dependemos para finalmente llegar a sanar esa relación o establecer otras alternativas.
Nuestra capacidad para afrontar la realidad se halla directamente relacionada con nuestra capacidad para tener una relación saludable con nosotros mismos, lo que significa amarse a sí mismo, protegerse, identificarse consigo mismo, cuidar de uno mismo y moderarse.
Vivir a partir de esa relación saludable y centrada, nos permite afrontar la realidad de quienes somos, quienes son los otros y cuál es la realidad de nuestra situación actual.
Desarrollar esas capacidades y percepciones constituye el núcleo de la recuperación de la codependencia.
Es notable comprobar que las personas codependientes tienen a la vez otras adicciones añadidas: al sexo, a la comida o a la anorexia, a derrochar dinero, comprar, al juego, alcohol, tabaco, drogas, pastillas.... En el fondo de todas ellas se encuentra la adicción al amor.
Abordar la adicción al amor puede ser emocionalmente muy desestabilizador debido a la resistencia y la negación a admitir el engaño que rodean este estado de dependencia.
Es frecuente observar la relación adictiva entablada entre una persona centrada en la pareja y en la relación, mientras que la otra trata de evitar la conexión intima dentro de la relación, habitualmente a través de alguna clase de adicción. El primero es el adicto a amor
y al segundo adicto a la evitación.
Encontramos entre las mujeres, mas adictas al amor que entre los hombres, que suelen ser adictos a la evitación, pero esto puede ser intercambiable, e incluso aplicable no solo a relaciones románticas (heterosexuales o no), sino a padres-hijos, compañeros, amistad....
Un adicto al amor presta demasiada atención al otro de manera obsesiva. Además sus expectativas con respecto al otro son irreales, idealizan. Y con tanta atención exterior,
olvidan su propia necesidad, pero sobre todo olvidan valorarse a sí mismos, se han descuidado por completo. El adicto al amor trae de la infancia una experiencia de
abandono en el que no sintieron suficiente intimidad, de modo que no saben cómo ser ellos mismo íntimos. A su vez buscan llenar ese hueco y se aferran a un ser que consideran más poderoso que ellos, y del que finalmente dependen por terror a resultar abandonados
por él. Al principio de la relación, los adictos al amor se sienten bien, admiran a su pareja, la idealizan y esperan ser rescatados por ella. A medida que los adictos al amor hacen esfuerzos cada vez mayores por manipular a la otra persona, de modo que sea el ideal que ellos esperan, experimentan repetidas decepciones porque absolutamente nadie puede llegar a satisfacer esos deseos insaciables. Entonces empiezan a sentirse mal en la relación hasta que su dolor les hace darse cuenta de que son incapaces de vivir sin su pareja o con ella.
La tragedia es que los adictos al amor se sienten habitualmente atraídos hacia los adictos a la evitación, que tratan de evitar el compromiso y la intimidad saludable, y que centran su atención en adicciones exteriores. A veces estas adicciones exteriores terminan por dominar la vida del evitador y es ahí cuando entra su pareja, una adicta al amor, a cuidarle.
Puesto que no pueden tolerar la idea de quedarse solas, permanecen en la relación y se ocupan de las cosas, pero su rabia les hace convertirse en personas muy controladoras o abusivas. No pueden marcharse porque sienten el abandono, pero tampoco pueden
quedarse y sentirse bien ya que así no son rescatadas sino que son ellas las cuidadoras.
Porque lo que ella espera al establecer esta relación de dependencia con alguien que considera más poderoso, es ser cuidadas por él.
A menudo personas que se ven incapaces de realizar ciertas tareas que delegan en el otro, cuando están solas son perfectamente capaces de ocuparse de su vida con total
independencia, tanto de asuntos financieros, como materiales o sociales. Pero mientras se hallan inmersas en la relación, su autoestima disminuye al punto de sentirse incapaces de hacer su vida sin su apoyo.

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Folleto Adicción al Amor.

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