MEDITACIONES PARA MUJERES QUE HACEN DEMASIADO-11 de MARZO



 ORDENANDO LA CASA /LAMENTARSE

Mi orden y mi desorden están llenos de lamentos,
remordimientos y sentimientos complejos.
NATALIA GINZBURG
Uno de los mejores regalos que me hizo mi madre fue ser ella misma una maravillosa ama de casa. No era maravillosa en nada más que en mantener la casa limpia; y en esto creía firmemente en su capacidad de hacerlo.
Fue una poetisa publicada, gran escritora de cuentos, pintora, excelente domadora de caballos, ávida lectora, notable coleccionadora de antigüedades, buscadora de lo psíquico y de los misterios del mundo, buena madre,
amiga de verdad, leal y dedicada, insaciablemente curiosa, una autoridad en las tradiciones populares de los indios americanos, una investigadora intuitiva de rocas, fósiles y gemas antiguas, defensora de los derechos civiles de todo el mundo, y, sobre todo, una mujer fascinante y extraordinaria, pero era incapaz de mantener limpio el suelo de la cocina.
Yo no sufrí daño alguno por el estado de nuestra casa. Me entristecía el hecho de que, en algunas ocasiones, se juzgaba a sí misma negativamente.
Aunque no sea más que esto, espero poder recordar siempre lo que es realmente importante en esta vida.

(Anne Wilson Schaef de su Libro Meditaciones para mujeres que hacen demasiado).

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